domingo, 13 de diciembre de 2009

Sin verme


En ocasiones quisiera ser transparente, invisible, imperceptible para el ojo humano, aunque existen unos ojos que desearía me mirasen siempre. Esos ojos si quiero que me vean, si quiero que me sientan, si quiero que me abracen. Y quiero que me escruten, me desnuden, me acaricien, me besen. Pero se escapan furtivos entre la multitud. Persigo la luz que desprenden, que como la estela que dejan los cometas, es casi inapreciable, casi una ilusión, casi un espejismo. En cada nuevo parpadeo esa luz desparece y tengo que esforzarme para no perder su rastro. Ojos mágicos, intensos, ladrones, esquivos y tenaces. Ojos eternos. Ojos que me miran sin verme.

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