jueves, 13 de mayo de 2010

Cruce de caminos


¿Quién decide que los caminos se crucen? ¿Quién elige cuando y como nuestras vidas se cruzarán con otras? Aunque claro, no todas las vidas con las que nos cruzamos nos marcan de la misma forma.
Algunas pasan a nuestro lado como fantasmas, invisibles, incorpóreas. Nunca llegamos a ser conocedores de su presencia y las esquivamos de manera inconsciente, continuando con nuestro camino. Otras pasan muy cerca, apenas un roce que nos provoca un escalofrío, el vello se nos eriza y el corazón galopa desbocado, o bien se nos adhieren como una lacra que debemos arrastrar y que ralentiza nuestro camino. Pero esto apenas dura una vida y lentamente se escurren por nuestra piel hasta convertirse en un lejano recuerdo, que borroso permanece en nuestra retina, hasta que finalmente se desvanece. Sin embargo hay otras vidas que cambian nuestra existencia. Estas son mis favoritas. Nuestros caminos se cruzan, o más bien se chocan y el eco de ese impacto perdura. Esas vidas nos tocan como las cuerdas de una guitarra, haciéndonos sonar por toda la eternidad. Y ya nunca volvemos a ser los mismos. Nos forjan el alma y nos moldean la esencia.

2 comentarios:

  1. Tienes razón. Hay vidas que nos marcan un camino... que son indicadores. Otras vidas nos marcan con palabras. Nos convierten en ciervos del eco de las palabras, de recuerdos. Son, creo, las mejores.
    Unas porque te dicen dónde ira... otras, porque te dejan ir, marcado. No sé si me entiendes.
    A mí, por ejemplo, un cruce así, hace que escriba. Mis verbos, entonces, contentos y agradecidos.
    Me gustó tu entrada...

    ResponderEliminar
  2. ¿Sabes Mario?, esas colisiones frontales que todos tenemos el algún momento de nuestra vida, son las que me impulsan a escribir. No sé si bien o mal, pero es el grito silencioso que me permite seguir respirando. Aunque en el fondo, cuando alguien grita, es porque desea ser escuchado.
    Ronroneos de gratitud, sinceros y a gritos.

    ResponderEliminar

Ronronea: